Un bono de carbono es la representación de una tonelada de carbono que ya no se emite a la atmósfera, contribuyendo a la reducción del efecto invernadero. Hay varias formas de generar bonos de carbono, entre ellas, la reposición de combustibles en las fábricas, donde se deja de usar biomasa no renovable, como la leña proveniente de la deforestación, y se pasa a usar biomasa renovable, que además de emitir menos gases de efecto invernadero, contribuyen a la reducción de la deforestación.

Así, a partir de la diferencia entre los dos escenarios, se calcula cuánto carbono dejó de emitirse con esta sustitución, generando así los créditos.

El bono de carbono es la moneda utilizada en el mercado de carbono. En este mercado, las empresas que tienen un nivel de emisión muy alto y pocas opciones de reducción pueden comprar bonos de carbono para compensar sus emisiones. Así, indirectamente ayudan a mantener el proyecto de reducción y, además de equilibrar el nivel de emisiones de gases GEI a la atmósfera, contribuyen al desarrollo sostenible de las comunidades pobres.